El efecto Lucifer: la maldad que todos llevamos dentro

Bien cita un refrán anónimo: “La probabilidad de hacer mal se encuentra cien veces al día; la de hacer bien una vez al año”

El creador de este efecto es el psicólogo e investigador Phillip Zimbardo; sí es el mismo que puso a prueba el experimento de la prisión de Stanford. Es pionero de las investigaciones sobre las reacciones humanas y es el autor del libro que llamó El Efecto Lucifer.

¿Qué puede llevar a una persona que está en su sano juicio a realizar actividades que dañen a otras?

Poder

Como lo dijimos en otro post, una razón es el poder, el poder social que adquiere una persona es el camino de la gente normal hacia el camino del mal.

Influencia

Las personas no nacen con maldad incluso no nacen con el “bien” o con el “mal” adentro sino que es la influencia del entorno que van moldeando, un ejemplo; con quienes viven, quienes juegan o trabajan. Ahora sí que podemos decir que son llevados al lado oscuro.

Aceptación

Ser parte de la sociedad juega un papel importante para la humanidad, incluso cuando va en contra de nuestras ideas. Se pueden hacer cosas malas por la presión de su grupo de amigos o superiores que establecen unas normas para ser aceptados en el llamado “círculo mágico”.

Todos estos puntos se pueden ver en el experimento de Zimbardo el ya mencionado Experimento de la Prisión de Stanford.

¿Ser malo es una decisión?

La psicoanalista guatemalteca Silvia Moino prefiere hablar de “decisiones adecuadas en momentos necesarios”. “Hace pocas semanas, la prensa publicó que un grupo de pandilleros lanzó a un niño en un puente porque se negó a matar a un piloto.

El chico, quien murió 16 días después, tomó la decisión de no quitarle la vida al conductor, pero hay una diferencia entre este menor y el grupo de sicarios que le pidió hacerlo, quienes no sienten ningún escrúpulo por eliminar a alguien los violadores y asesinos tienen un problema estructural de personalidad”, enfatiza Moino.

La buena noticia es que no todas las personas ceden a ese poder de la situación, o al cambio de las reglas del juego o de la presión del entorno.