La nueva Miss Japón nació en Ucrania y ha provocado una crisis nacional

Emocionada y con ojos soñadores, Karolina Shiino, de 26 años, contaba a los reporteros cómo se había sentido al haber sido elegida Miss Japón de entre todas las candidatas que se habían presentado al certamen el pasado lunes por la noche en Tokio. Su japonés impecable no impresionó a los más críticos, y es que la elección de Shiino se ha convertido en debate nacional. El motivo, su origen ucraniano.

La joven de 26 años nació en Ucrania, pero se mudó al país nipón cuando tenía cinco años, cuando su madre se volvió a casar con un hombre japonés. Desde entonces, Karolina -quien tomó el apellido de su nuevo padre- ha vivido en Nagoya, prefectura de Naichi. Ella es japonesa, aunque no haya nacido en el país, lo que le permitió participar en el certamen.

Sin embargo, ser elegida como la ganadora del concurso de belleza no ha satisfecho a todos. Gran parte de los ciudadanos han abierto un debate sobre si Shiino debería haber sido la elegida entre todas las candidatas para representar a Japón. En redes sociales, incluso se criticó la presunta “discriminación” a “los rostros japoneses” del resto de candidatas. Otros, por su parte, apuntan a que su elección podría representar el necesario cambio social que el país necesita.

La elección de Karolina Shiino pone al país en jaque, al igual que sucedió hace algo más de una década con otra ganadora, Ariana Miyamoto, la primera mujer de origen mestizo -hija de madre japonesa y padre afroamericano-que se hacía con la preciada corona. Miyamoto suscitó un acalorado debate sobre si las mujeres que no fuesen “puramente japonesas” deberían ser consideradas para hacerse con la corona.

El caso de Shiino, sin embargo, es distinto. Tal y como algunos usuarios puntualizaron en redes sociales, ni tan siquiera se tiene en cuenta su origen japonés, pues la modelo, aunque bella, nació en Ucrania. “Si fuese medio japonesa, no habría problema. Pero étnicamente es 0% japonesa”, dice uno, “Ni tan siquiera nació en Japón”. Otros incluso alegan “decisiones políticas” para su triunfo, dado el clima global actual.

Con medidas casi perfectas y muy bella, la modelo se apuntó al concurso de belleza y se sometió a las pruebas como el resto de candidatas. Entre sus motivaciones para presentarse al certamen en Japón y no en Ucrania fueron claras: ha vivido toda su vida en el país, habla japonés y no conoce otra cosa. “La primera vez que noté que mi aspecto era distinto fue por los comentarios de los que me rodeaban”.

Según los organizadores del certamen, esto supone una gran oportunidad para redefinir el concepto de belleza en Japón. “Hay que repensar lo que es la belleza japonesa. Después de los resultados de hoy, la belleza en  Japón no solo existe en la apariencia o en la sangre; sino también en nuestro corazón”.