¿Cómo cuidar la piel sensible?

Los problemas de sensibilidad en la piel pueden ser causados por la contaminación, la mala alimentación, el estrés, el sol, el uso de cosméticos inadecuados, entre otros.

Este problema puede causar diferentes síntomas como picor, enrojecimiento, granitos, descamación, irritación y erupciones que resultan antiestéticos.

La sensibilidad puede ser natural, de nacimiento; reactiva, cuando reacciona ante el cambio climático o cuidados de higiene inadecuado y ocasional, cuando reacciona en momentos concretos como cambios hormonales, estrés o mala alimentación.

La piel sensible puede aparecer en cualquier parte, la cara, el cuero cabelludo y o en el cuerpo completo.

Para mejorar su aspecto y mantenerla protegida del exterior, es fundamental mantener una buena hidratación, realizarlo por la mañana, por la noche, antes de dormir y después de cada ducha.

Utilizar cremas con protección SPF, incluso en invierno, para proteger la piel de los rayos solares que son unos de los principales responsables de la piel sensible.

Es importante siempre utilizar productos especializados en la piel sensible, sin perfume y sin alcohol, para que se pueda mantener el equilibrio natural de la piel.

Durante la rutina de limpieza evita frotar o hacer movimientos agresivos que puedan llegar a irritar la piel, no realices exfoliaciones con frecuencia, pues esto podría agravar el problema.

Es recomendable utilizar agua templada al momento de la ducha, pues el agua caliente puede deshidratar la piel y también es conveniente reducir el tiempo del baño.