El peligro de no identificar las fake news; analfabetismo digital

Es difícil saber a ciencia cierta el impacto de las fake news. Esta incapacidad de valorar la veracidad de la información está relacionada con un concepto llamado analfabetismo funcional, definido como la falta de condiciones para que las personas lean y escriban, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Como señala el texto de la Cepal, una parte del analfabetismo funcional en el contexto de la sociedad de la información es el analfabetismo digital, es decir, la falta de competencias digitales.

Los mayores dicen de los post millennials o “nativos digitales” que “ya traen otro chip”, y si bien es cierto que es la generación con más acceso a la información, también podría tratarse de la generación peor informada. Actualmente los jóvenes cuentan con tantas plataformas de información que el problema es distinguir aquello que es verdadero y útil de lo que son solo mentiras e información basura.

De hecho, la problemática es aún más alarmante, pues va más allá de la incapacidad de distinguir entre verdadero y falso. De acuerdo con un estudio de la Universidad de Stanford, una gran cantidad de los jóvenes en Estados Unidos no saben diferenciar una noticia de un anuncio publicitario en redes sociales.

Para el estudio se realizaron pruebas a 7,804 estudiantes de secundaria, preparatoria y universidad. Los alumnos debían indicar quién había escrito el texto y si se trataba de una fuente confiable.

Por ejemplo, 203 estudiantes de secundaria (el 80% de los participantes de ese nivel escolar) confundieron un anuncio comercial en una página de internet con una noticia pese a que contenía la leyenda “sponsored content” (contenido patrocinado).

El objetivo del estudio era evaluar el razonamiento cívico en línea, es decir, la capacidad de distinguir la información falsa de la verdadera.

De acuerdo con Sam Wineburg, investigador participante en el estudio iniciado en el 2015, el problema es que como la gente ve que los jóvenes manejan con fluidez las redes sociales, dan por hecho que saben evaluar la veracidad de la información de lo que aparece ahí, y no es el caso. La carencia de razonamiento cívico en línea tiene implicaciones políticas: un ciudadano que acepta como verdadera cualquier noticia que llega a su teléfono celular es vulnerable a ser manipulado por distintos grupos políticos.

Con el avance tecnológico, no serán robots asesinos los que nos esclavicen sino individuos que utilicen a las máquinas para su ventaja, como señala el politólogo David Runciman en su libro How democracy ends. Runciman pone como ejemplo a los políticos que utilizan big data para enviar fake news y mensajes específicamente diseñados para reforzar ciertos prejuicios.

En todo el mundo están metidos de lleno en el uso de bots, fake news y propaganda negra digital. En este contexto se vuelve apremiante la necesidad de incorporar a los programas educativos de nuestro país la alfabetización digital, ir más allá de la enseñanza del uso de la computadora, y que abarque aspectos como la identificación de fuentes y la corroboración de información. De otro modo, las nuevas generaciones quedarán a merced de “las benditas redes sociales”.