Trastorno obsesivo-compulsivo

 

¿Alguna vez has sentido esa pequeña preocupación por regresar para comprobar que la estufa está apagada o que nuestro automóvil está cerrado? ¿Te imaginas cómo sería experimentar esos sentimientos excesivamente en tu vida cotidiana?.

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El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un trastorno de ansiedad caracterizado por pensamientos incontrolables, no deseados y comportamientos repetitivos o rituales que quienes lo padecen se sienten obligados a realizar. Aunque una persona con TOC puede reconocer que sus pensamientos obsesivos y conductas compulsivas son irracionales, se sienten incapaces de resistirse y liberarse.

Las obsesiones son pensamientos involuntarios, imágenes o impulsos que ocurren una y otra vez en la mente. Aunque no se quiera tener estas ideas, no se puede detenerlas. Desafortunadamente, estos pensamientos obsesivos son a menudo inquietantes y destructivos. Estas compulsiones son comportamientos o rituales que nos hacen sentir impulsados a actuar una y otra vez. Por lo general, las compulsiones se realizan en un intento de hacer desaparecer las obsesiones.

 

El trastorno consigue que el cerebro de aquel que lo padece pueda sentirse obsesionado con respecto a un pensamiento o un impulso en particular. Por ejemplo, revisar la estufa 20 veces para asegurarse de que realmente esté apagada, o sentir la necesidad de lavarse las manos 30 veces aunque estas se encuentren limpias.

Cabe decir que el hecho de que algún individuo llegue a tener pensamientos obsesivos o realice conductas compulsivas NO significa que tenga trastorno obsesivo-compulsivo. Con el TOC, estos pensamientos y comportamientos causan tremenda angustia, ocupan mucho tiempo e interfieren con su vida diaria y sus relaciones.

Mientras que el comienzo del trastorno obsesivo-compulsivo ocurre generalmente durante la adolescencia o edad adulta/joven, los niños más pequeños suelen a veces presentar síntomas que pudieran indicar riesgo de TOC, sin embargo estos síntomas pueden llegar a ser confundidos con los de otros trastornos, como el TDAH, el autismo y el síndrome de Tourette, por lo que un examen médico y psicológico exhaustivo es esencial antes de realizar cualquier diagnóstico.

Afortunadamente de acuerdo con la mayoría de investigaciones el TOC puede ser tratado.
Aunque bien los medicamentos, la terapia familiar y la terapia grupal pueden ayudar aquellos que padecen este trastorno, uno de los métodos más efectivos es La terapia cognitiva conductista, la cual involucra dos componentes:

1) Exposición y prevención de respuesta, y 2) Terapia cognitiva.

El componente de la terapia cognitiva se centra en los pensamientos catastróficos y el sentido exagerado de la responsabilidad que se siente. Una gran parte de la terapia cognitiva para el TOC es enseñarle al individuo maneras saludables y efectivas de responder a los pensamientos obsesivos, sin recurrir al comportamiento compulsivo.
Si alguna persona cercana a ti sufre de este trastorno es importante tener en mente que la forma en que reaccionamos ante los síntomas de TOC de nuestro ser querido tiene un gran impacto. Los comentarios negativos o las críticas pueden empeorar el TOC, mientras que un ambiente tranquilo y de apoyo puede ayudar a mejorar el resultado del tratamiento. Debemos tomar conciencia de ello y tratar de ser lo más amable y paciente posible. Piensa que si estuvieras en sus zapatos seguramente te gustaría que recibir esa comprensión de las personas que te rodean.