¿Porqué disfrutamos las películas de terror?

Las múltiples emociones que sentimos al ver películas de terror, la adrenalina, los escalofríos y los vellos de punta a veces no son sensaciones de temor si no de fascinación.

Este género cinematográfico nos introduce en un trance hipnótico que nos hace sentir bien, el miedo es beneficioso y nos ayuda a seguir vivos.

La encargada de producir esta emoción es la amígdala, una pequeña estructura cerebral asociada al miedo y al instinto de supervivencia, que se activa de inmediato pero al valorarlo como un miedo no real nos brinda una sensación de placer.

Al momento de ver una película de terror se activa nuestro radar de miedo, pero al momento de que nuestra corteza prefrontal no percibe un peligro real, nuestro cuerpo experimenta una mezcla de excitación y alivio.

La adrenalina es otra cuestión que se asocia al miedo, las personas que aman las películas de miedo producen mayores cantidades de adrenalina en su cuerpo, que las que prefieren no verlas.

El umbral de sensibilidad es diferente en cada persona es por eso que algunas son más susceptibles a el miedo, y a otras la adrenalina les da una gran sensación de placer.

El miedo tiene tanto protagonismo entre nuestras emociones que incluso tenemos una respuesta específica a los gritos.

Los gritos activan la amígdala, pero no por su volumen, la peculiaridad de los gritos reside en una propiedad llamada esperes que mide las variaciones de intensidad y cuanto más áspero suena un sonido para quien se escucha, más se activa la amígdala.

Cuando el terror es sólo ficción se activan regiones del cerebro relacionadas con la visión, la emociones, la conciencia, la toma de decisiones, la planificación y otros funciones racionales.

La gente joven suele ser más propensa a buscar actividades emocionales y a poner a prueba sus propios límites, en cambio las personas mayores suelen perder el interés por el terror y los niños no asimilan están películas porque aún no cuentan con la capacidad neurológica necesaria para diferenciar la realidad de la ficción.

Las personas con un alto grado de empatía no suelen disfrutar con este género pues al ver personajes en apuros les resulta incómodo de presenciar.

Lo cierto es que se disfruten o no las películas de terror sentir miedo es inevitable y necesario, así que lo mejor es relajarse y disfrutarlo.